Hay un punto en el que tus empleadores no tienen control sobre tu tiempo. Los incentivos no están alineados. Era 2018 y jugábamos contra los Packers. A mitad del juego, personalmente había comprado Bitcoin durante el medio tiempo, antes de que nos llamaran al túnel. Sin embargo, por alguna razón, al correr de regreso al juego, pensé en el campo de la vida. Hubo una pausa televisiva. Miré hacia las suites. Sabía que los dueños de los equipos estaban allí observándonos, asegurándose de que el producto de la NFL de mil millones de dólares estuviera funcionando. Conocía bien el producto. Me había alimentado y me había empujado a alturas con las que no podría haber soñado, pero ahora lo veía como lo que era: un juego. Un juego productizado. "¡Sr. Bitcoin!", me gritó uno de los jugadores contrarios. Fue un momento leve, pero supe que la cuarta pared se había roto. Ya no éramos competidores. Nos veíamos los unos a los otros como seres humanos. Miré hacia arriba por un momento, pero todavía estaba obsesionado con las suites en la parte superior del estadio. Hablamos sobre el dinero y cómo Bitcoin cambiaría la trayectoria de cómo los jugadores pensaban sobre su vida financiera. Hablamos de cómo los propietarios de los equipos entendían el valor de poseer un activo, incluso si éramos nosotros. De pie en ese campo, mirando hacia arriba a esas suites, dándome cuenta de que era tanto participante como producto en el imperio de entretenimiento de otra persona. Bitcoin me había dado algo que no podían controlar: la opcionalidad. Soberanía financiera. La capacidad de ver el juego desde fuera del juego. Cuando ese jugador de los Packers me llamó "Sr. Bitcoin", no fue una charla basura. Fue un reconocimiento. Reconocimiento de que algunos de nosotros estábamos construyendo rutas de escape de un sistema que nos trataba como activos en un balance. Seguíamos jugando, seguíamos dando todo lo que teníamos. Pero también estábamos planeando lo que vendría después. Planificación de la opcionalidad. Eso es lo que hace Bitcoin. No solo cambia tu dinero. Cambia tu relación con el poder. Al tiempo y a la elección.